Ay, mi diosa
me quitaron la noche
usurparon como bestias toda la savia
Me arrancan las vértebras
madre purísima
pero he de consagrar la vida
todas
menos la de Eva
Me mantengo inerme
sólo el Padre puede intervenir
en el martirio está la salvación
Madre
He de perdonar a aquellos
que ahora me apuntan a los ojos
Ay, mi diosa
¿Hacia dónde van nuestras súplicas?
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