sábado, 21 de mayo de 2022

El pájaro

  Se me da fácil el terror, señor, ¿qué más le puedo decir? Quiero decir, usted me solicita relatos autobiográficos en los que entregue detalles acerca de cómo sobrellevo las ansias de suicidio. Y lo entiendo, sabe, porque las editoriales no se mantienen solas. Usted podría, por ejemplo, filmar una sitcom a partir de este encuentro. Lo puede hacer, si desea. Pero no me pida tonos que no soy capaz de reconocer. Soy daltónica, ¿lo recuerda?


  Ahora, me gustaría hablar sobre el gorrión que vi en mi garaje. Sucedió después de una siesta que duró veinte horas, si mal no recuerdo. Cuando desperté me encontraba desorientada pero segura de la existencia de ese pájaro, como nunca antes de algo. Medio incrédula, me acerco. El pájaro parece de juguete. Tal vez es una broma, pienso. Entonces, lo intento capturar, pero este comienza a graznar. Lo suelto y el pájaro se golpea tantas veces en el techo que, finalmente, cae y agoniza en el suelo de mi garaje. Lo que sigue supera esta primera parte del relato, ¿mi sigue? Porque usted entiende que esto no se trata del pájaro. ¿Lo entiende, verdad?