martes, 19 de junio de 2018

Nombre y edad

Sí, creo que hay algo más. Es un sueño repetitivo; sobre ella se encuentra un sujeto, se mueve como un animal corroído por la rabia, en ningún momento se detiene para mirarla, al parecer está muy ensimismado en eyacular..., sólo él desea llegar a ese lugar, y lo consigue, pero con trampa, apropiándose de estaciones de un cuerpo que no le pertenece. A veces, incluso, puedo ver su rostro mientras finge orgasmos para que dicho hombre acabe luego sobre ella. Me persiguen esas imágenes, sobre todo cuando los roces se intensifican y, entonces, una avalancha indica que es la hora. Y de pronto sucede; ella se encuentra arriba, me toca sólo en algunos puntos..., se ve segura, pero no se mueve con la intención de hallarnos en algún momento de frente. Entonces, en ese instante, yo pienso en la escena del sujeto follador, en ese brutal fantasma que reaparece en la vida de ella. Las secuelas que dejó son siempre un recordatorio. En ocasiones me pregunto si acaso el daño es irrevocable, si ese lenguaje inefable se puede reaprender. Debo idear algo.  Hablar con ella, por ejemplo, dice una mujer detrás de las cámaras. Eso no va en el libreto, afirma la muchacha. No, de hecho sólo has recordado la tres primeras líneas, no sé de qué va el resto, contesta la mujer.

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